lunes, 26 de marzo de 2018

XI, 12. Cartas finlandesas de Ganivet a Puigdemont


Cansaría menos acompañar al hiperactivo Puigdemont en sus andanzas europeas, que estar todo el santo día oyendo de sus huyendos. Con la noticia de que viajaba a Helsinki, y conociendo que en el pasado, que dura desde tiempos inmemoriales, ocurrieron tantas cosas que es imposible que no encuentren eco en el efímero presente, me acerco al ordenata —antes los libros se sacaban de las estanterías; ahora se bajan de una nube— para buscar las Cartas finlandesas (1898) de Ángel Ganivet[1]. Enseguida (pp. 2-3) despuntan las paralelas de la Historia: «a todos nosotros se nos mete en el cuerpo, juntamente con los primeros sobresaltos eróticos, una pasión violenta por conocer nuevas gentes y nuevos climas, sin duda para sacudir el yugo del amor […]»; o esta otra: «formé el propósito de callarme hasta el día 1.ºde octubre, que es el de la apertura de los centros docentes, y ese día abrir mi cátedra».

viernes, 9 de marzo de 2018

IX, 47. La regla de tres de Jorge Manrique


Corrían por el seminario de Julio Marconi —sí, el hermano del teórico Ataúlfo Marconi— aires de una nueva historia de la literatura. Historia que fuera ajena a los «viejos moldes retóricos de corte decimonónico (coherencia narrativa, flujo temporal lineal, períodos unitarios, transparencia del código empleado, neutralidad expositora, etc.)» con que había Santiáñez-Tió caracterizado a la ya manida y desgastada, mientras esperaba que un «historiador interesado en relatar la multiestratificación del tiempo» la superara con los recursos de la «narrativa experimental y modernista»: «pluralidad de voces, simultaneidad de escenas, polisemia, multilenguaje, montajes paralelos». Avivo el seso y recuerdo ahora el caso de las Coplas a la muerte de su padre con que, preparando esa venidera historia literaria reversible —o sustentada en las curvaturas del tiempo—, ensayaba Marconi.