sábado, 28 de septiembre de 2013

VII, 7. Penúltimo humanismo

Me envía Antonio Prieto, mi querido maestro, su más reciente libro, Penúltimo cuaderno. Una reivindicación de la cultura humanística (Barcelona, Ariel, 2013). Luego, en conversación telefónica, me anuncia su próxima novela. Va a quedar lo de penúltimo muy dependiente de los cambiantes contextos. Les pasa a las palabras. Rige aquí un posible sentido de penúltimo el «temor a caer ya en el lado de allá para comprender mejor a los autores finados con los que procuré entenderme sin llegar a excesos» (p. 7). Temor que salvó siempre la aguda mirada de Prieto: «años ha miraba a los alumnos y advertía con escondido gozo que yo continuaba sin saber contar el tiempo» (p. 70).

sábado, 21 de septiembre de 2013

IX, 14. Espíritus vitales

Se experimenta el proceso de ficcionalización progresiva no solo en textos políticos como El Concejo de Furió o las Constituciones de 1812 y 1978. También en los científicos. Y no me refiero ahora a la llamada «deriva mística de la física actual», pues tengo la fea costumbre de no hablar de lo que no entiendo. Así que volveré la vista al Examen de ingenios para las ciencias, del sensato Huarte de San Juan. Aquel primerizo libro de psicología —que tanto gustaba a Cervantes— traía a colación «los espíritus vitales», «los cuales andan vagando por todo el cuerpo y están siempre asidos a la imaginación y siguen su contemplación». De suerte que, cuando un hombre «está contemplando en alguna mujer hermosa», «luego acuden estos espíritus vitales a los miembros genitales y los levantan para la obra». Una indiscutible verdad científica a finales del siglo XVI.

domingo, 15 de septiembre de 2013

III, 40. Otra «nibola», 8. Canción histórico-satírica

La biblioteca sería el mundo, según Hugo de Foleto y Jorge Luis Borges, pero la librería con el aire acondicionado a tope apenas daba para Polo Norte. A Francesillo de Azcoitia su primo, el correveidile pancrónico de Zúñiga, le estaba pegando un plantón de no te menees. Así que, harto de esperar y medio congelado, salió del benemérito establecimiento. Por la calle se dio a la tarea de repasar, con sus gafas robóticas, Jot Down, inagotable fuente de esperpentismo. En alegre compaña de otros transeúntes que, aplicados en sus móviles aplicaciones o encerrados en el mundo virtual de sus tamagochis parlantes —proyecciones de su yo social, o a lo menos de su brazo—, iban siendo atropellados en tiempo real cuando venga de poner y recibir tuiters y guasaps vitales: «mAñaNaa maKuEshto to pRoNtiiKoOo». Y zas, el trolebús que arrambla con el cani, por cruzar en rojo mientras mima distraído su sintaxis emoticona.

martes, 10 de septiembre de 2013

IX, 13. «Et tout le reste est littérature»

Vas por la mañana en el coche, tan contento, madrugón mediante a trabajar para contribuir a sufragar los gastillos de La Casta político-bancaria, y vuelves a caer. Enciendes la radio. ¡Ah, la radio! Fuente del maná esperpéntico que todos los días, y fiestas de guardar, viene del cielo. Lo reconozco: hoy ha sido para bien. Tenía terminado este post, pero sin que se me ocurriera cómo titularlo. Y un post es como un aristócrata pobre: sin título no es nadie. De pronto, esta mañana, ya digo, hete aquí que se nos aparece por las ondas García Margallo, uno de los ya escasos ministros del Gobierno de la Marca España al que le faltaba pronunciar su ración de frase histórica. Para que se la graben sobre algún monolito o marmolillo: «La Constitución de 1978 son solo dos artículos, y lo demás es literatura». Gracias, ministro. Ya sé cómo titular la pieza.

lunes, 9 de septiembre de 2013

X, 9. Más sobre el leninismo de La Casta

Lo ha dejado escrito Esperanza Aguirre, ese personaje que inventaron el Wyoming —por aquel entonces grande— y sus inteligentes bufones de Caiga quien caiga. La parrafada de Aguirre reza «Ha llegado la hora» (Abc, 9-9-2013):

A veces he pensado que Lenin, el inventor de la diabólica estructura de los partidos comunistas en los que todo se supedita a la voluntad del líder bajo la falacia del centralismo democrático, se quedaría asombrado al ver cómo su estructura ha sido copiada por los partidos democráticos españoles. Con el sistema electoral español y sus listas cerradas y bloqueadas, los partidos políticos españoles, aun sin quererlo, han acabado por funcionar de manera que la opinión de los militantes no tiene ni siquiera cauces para ser conocida por los dirigentes.

sábado, 7 de septiembre de 2013

IX, 12. Ficciones progresivas

En un relato plagado de esas bromas tan serias nada infrecuentes en Borges, «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» (Ficciones, 1944), descubrirán los curiosos este pasaje de antología: «Los metafísicos de Tlön no buscan la verdad ni siquiera la verosimilitud: buscan el asombro. Juzgan que la metafísica es una rama de la literatura fantástica». La explicación del chiste, que lo acompaña de inmediato en la frase siguiente, muestra que el escéptico Borges ha ocultado la metafísica de nuestro mundo —para enseguida desnudarla— tras el velo de la azarosa filosofía o ciencia de Tlön, orbe inventado: «Saben que un sistema no es otra cosa que la subordinación de todos los aspectos del universo a uno cualquiera de ellos».

domingo, 1 de septiembre de 2013

III, 39. Otra «nibola», 7. La Vuelta a España

Todo estaba conectado, tenía escrito Francesillo en su Libro de los cascabeles. Cansinas e inexorables se meneaban las placas tectónicas. Con fuego mineral de volcanes iban alumbrando un paisaje acá, otro acullá. En cada paisaje se asentaba luego una fichita del Risk universal: cierta tribu. Que enseguida asociaba su paisajillo de cortos vuelos con un hecho diferencial. La cosa aquella del sentimiento. Dado que estaba por descubrir uno sostenible con independencia del estómago, ese garante de las fichitas del tablero, no quedaba sino prender fogones: la gastronomía propia, considerada en sí misma un derecho de fundamento histórico arraigado in illo tempore, miles de lunas antes. Así que a los fogones se les encomendaba la misión de alcanzar la ebullición, o sublimación, del susodicho sentimiento. Et voilà: se cocía un nacionalismo. Sí, todo iba cocido, o cosido con los sutiles hilos del efecto mariposa: las placas tectónicas, manantial ideológico de las gastronomías patrias o nacionalismos. Un regalo envenenado o cateto del núcleo ardiente de la Madre Tierra.