domingo, 27 de mayo de 2012

VII, 3. Filólogos necesarios

La cosa empezó donde ahora comienza casi todo: en Facebook, esa exitosa colección de cromos y electrónicos graffiti que se halla en trance de alcanzar la gloria de la apuesta a todo o nada, la temblorosa epifanía de la burbuja bursátil. En tales arenas movedizas del espacio virtual emergió, allá por enero del 2010, «Los filólogos somos necesarios. Que parece que no, pero sí», muro que gestionan anónimos administradores. Casi veinte mil paseantes virtuales por el Libro Enrostrado van de amigos en la susodicha página. Un personal.

jueves, 24 de mayo de 2012

II, 8. La teoría lingüística del bonobús

Concluimos en que cuanto más larga sea, la cadena verbal precisará y matizará más. Supongamos un bonobús lingüístico en que cada una de sus diez celdillas tuviera escrita una palabra:

viernes, 18 de mayo de 2012

II, 7. Precisión o concisión

Los idiomas no solo son constitutivamente metafóricos, sino también esencialmente profusos, difusos y confusos. Trataré de explicarme en pocas líneas: ser, ¡ay!, preciso y conciso. La mayor parte de los vocablos son polisémicos, según comprobamos con la muestra de la página de Casares. Por eso, entre las trampas que una lengua se tiende a sí misma para abarcar más realidad y para seguir generando idealidad, destacan las semánticas: la polisemia y la metáfora son herramientas para designar, en pocas palabras, múltiples objetos, sin importar que sean estos tangibles o intangibles.

domingo, 13 de mayo de 2012

VI, 10. Principios de historiografía confusiana

¿Y si la historia contara no lo que ha pasado, sino lo que debiera haber ocurrido? ¿Y si su hilo conductor no fuera la providencia o intervención de las divinidades en nuestro mundo? ¿Ni el nacimiento y desarrollo de las naciones tal que entes biológicos? ¿Ni el presupuesto progreso de la humanidad? De hecho, habiendo como hubo historiografías cristiana y nacionalista y marxista y etcétera, los nada neutrales relatos resultantes seguro que no siempre han contado lo que pasó, sino lo que las diversas ideologías vieron, creyeron o quisieron que hubiera pasado. O sea: por qué no un hilo conductor como la literaturización o incluso la felicidad.

jueves, 10 de mayo de 2012

VIII, 1. Sublime arte efímero


Para Neptuno, que abandonó los océanos
y se hizo del Atleti

A mí también me lo preguntaba mi hijo, cuando niño: «Papá, ¿por qué somos del Atleti?». Había que darle sus vueltas para contestar: que si la pasión, que si el saber rehacerse y seguir peleando, que si el disfrutar el doble con una victoria… Las explicaciones debían ser así de simples. Es que aún no comprendía los vericuetos de la estética. Y el chaval apenas tenía cuatro años cuando lo del gol de Vieri. No lo recordaba.

domingo, 6 de mayo de 2012

I, 12. Que miramos con los ojos de Tiziano

Es como la pintura, la poesía, sentenció Horacio en su Epístola a los Pisones. Ambas artes perfilan asimismo nuestra memoria: una escena contemplada, un imaginado momento, quedan de tanto en tanto trazados indelebles en el horizonte del recordar humano: transformados en poderosos arquetipos.

viernes, 4 de mayo de 2012

II, 6. De la gramática a la geometría

Íbamos diciendo que, para ampliar la memoria o las posibilidades que tiene de designar los objetos del mundo real y del imaginado, la lengua no puede sino hacer trampas. Estas son formales o conceptuales. A las primeras pertenece la movilidad acentual: una sola sustancia fónica, como /kantara/, puede designar tres fragmentos distintos, mediante el sencillo procedimiento de cambiar el acento de sitio: cántara, cantara, cantará.

martes, 1 de mayo de 2012

I, 11. Casta Diana... y cazadora

Conjuntando una novela y una pequeña pinacoteca, Elogio de la madrastra ya ha sido examinado en estas Literaventuras. Su capítulo 5, «Diana después de su baño», enlaza con el cuadro de François Boucher Diane sortant du bain, 1742 (París, Louvre). Es el óleo que da pie a Vargas Llosa para su relato ecfrástico sobre la relación lésbica imaginada entre Lucrecia y su criada Justiniana. Como novedad en nuestros contemplativos y virtuales paseos museísticos, Boucher retrata no a una, sino a dos llamativas mujeres que se hallan en compañía de canes. Es que venían de cazar.